Neurociencia afectiva y la inteligencia emocional
Explorando la intersección entre la neurociencia afectiva y la inteligencia emocional en el liderazgo y el bienestar.
La inteligencia emocional (IE) ha surgido como una faceta crítica del liderazgo de éxito en el siglo XXI, capacitando a los líderes para comprender, utilizar y gestionar las emociones con eficacia para mejorar la dinámica del lugar de trabajo. La neurociencia afectiva examina cómo nuestro cerebro procesa las emociones e influye en ellas, lo cual nos ayuda a mejorar la comprensión de la inteligencia emocional.
En paralelo a lo que se observa en la conducta, estudios de neuroimagen y electroencefalografía nos muestran que las cortezas sensoriales responden con más intensidad a estímulos emocionales que neutros. Esta respuesta ocurre muy rápidamente, entre 80 y 150 ms tras la aparición del estímulo.
Doctor en Neuropsicología y fundador del Centro de Investigación de Mentes Saludables en la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), Richard J. Davidson ha desarrollado el programa neurocientífico ‘Kindfulness’ en el que se trabajan las emociones y donde se tratan las capacidades para prevenir, entender y afrontar el acoso.
Por otra parte, la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de comprender, utilizar y gestionar nuestras propias emociones de forma positiva para aliviar el estrés, comunicarnos eficazmente, empatizar con los demás, superar retos y desactivar conflictos. La neurociencia afectiva, a través de su exploración del funcionamiento de las emociones en el cerebro, proporciona la base científica que sustenta la inteligencia emocional.
¡Sí! Existen muchas estrategias para manejar las emociones, incluidas las derivadas de enfoques científicos y psicoterapéuticos occidentales, como la terapia cognitiva, así como las que se encuentran en las tradiciones contemplativas. Es el caso de las diferentes formas de meditación.
Al comprender cómo influyen las emociones en nuestros cuerpos y mentes, los líderes pueden desarrollar estrategias para gestionar mejor el estrés, mantener la compostura en situaciones difíciles y mejorar la toma de decisiones.
La intersección de la neurociencia afectiva y la inteligencia emocional ofrece una poderosa vía hacia el liderazgo ilustrado. Al comprender y aprovechar los conocimientos que aportan estos campos, los líderes pueden fomentar mejores relaciones en el lugar de trabajo, gestionar el estrés de forma más eficaz y crear entornos laborales más saludables y productivos.
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